Que
los niños tienen derechos, lo aprendí en mis primeros años de
vida, que los adolescentes y jóvenes tenemos derechos me lo
enseñaron en la escuela secundaria, en el grupo de jóvenes, en los
campamentos, mis padres, mis maestros, mis amigos me hablaron de eso,
me enseñaron a apropiarme de ellos, aprendí a luchar por ellos
“junto con”, que tengo el “derecho” a reclamar mis derechos
también.
Pero,
¿Qué pasa cuando esos derechos no son respetados? ¿Cuál es la
puerta a la que hay que llamar para hacer el reclamo, cuál es el
número que funciona las 24 horas para denunciar las violaciones de
derechos humanos de los niños y las niñas aquí en Palestina?
Preguntas,
me surgen preguntas cada mañana, cuando acompañamos a los pibes a
las escuelas en As-Sawiya en la región de Nablus.
Hace
casi una semana nos mudamos junto a mis compañeros del Grupo 59 a
Yanoun, un poblado de 80 personas en la región de Nablus (norte de
Cisjordania). En mis próximos relatos les contaré sobre la
hospitalidad de las familias, los aromas, sonidos y sentidos, sobre
la vida diaria en este lugar.
Las
personas en Yanoun junto a otros pueblos cercanos viven rodeadas de
asentamientos de colonos judios, con torres que sirven al control
militar y se pueden divisar desde lejos por su altura y sus luces.
Los colonos (niños, niñas, jóvenes, adultos y ancianos) reclaman
como propia la tierra en la que los palestinos viven.
Para
ejercer su reclamo utilizan diferentes métodos, uno de ellos es la
incursión dentro de las escuelas en As- Sawiya (ubicadas en el área C) arrojando
gases y bombas, pintando las paredes con mensajes violentos,
rompiendo las aulas, violentando a los estudiantes y docentes,
algunas veces esto sucede durante el horario de clase, algunas veces
por la noche. No importa el momento, aquí la sensación de
impotencia e injusticia renace cada día, es parte de cada cuerpo, de
cada mirada, de cada testimonio compartido durante estos días.
Hoy
quiero compartir con ustedes la situación de los niños y las niñas
en estas tierras.
Cerca
de las 08.00 de la mañana nuestro amigable chofer Ghassan, nos
acerca a las ecuelas (separadas varones y mujeres), desde ahi
caminamos junto con ellos, y luego nos dividimos para monitorear la
entrada de las niñas y los niños. Algunas maestras esperan afuera,
también el director y el secretario en la escuela de varones. En
esta primer semana nos presentamos, nuestras primeras palabras en
árabe y en inglés con los niños y las niñas.
Se
preguntarán porqué es necesaria esta tarea, si muchos de nosotros
viajamos e ingresamos solos y “protegidos” a la escuela en
nuestra edad escolar.
Bueno,
aquí, en los territorios ocupados palestinos la situación es
diferente, cada mañana un grupo de soldados israelíes se encuentra
en los alrededores de la escuela, con sus vestimentas y sus armas,
ellos caminan entre medio de los pibes, también sus vehículos se
pasean en este horario. Quizás es necesario recordarnos cada día el
lugar en donde nos encontramos, quizás es necesario este accionar
para que no olvidemos que estos pibes viven cada día de sus vidas
bajo la ocupación militar israelí
Con
algunos integrantes del equipo anterior compartimos charlas de
presentación y café en las oficinas de las escuelas, los directores
nos contaron sobre la situación durante los últimos meses. Algunos
jóvenes nos compartieron sus videos en los cuales registraron
momentos donde los colonos ingresan a la escuela arrojando bombas y
gases lacrimógenos, gritando, violentanto a maestros y a
estudiantes, ¿Las pruebas de esto? Nos la mostraron también.
El Articulo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (ONU-1948) afirma lo siguiente:
1.
Toda persona tiene derecho a la educación. La educación será
gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y
a las etapas fundamentales. La instrucción elemental será
obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser
accesible en general y el acceso a los estudios será igual para
todos, en función de los méritos respectivos.
2.
La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la
personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos
humanos y a las libertades fundamentales. Promoverá la comprensión,
la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los
grupos raciales o religiosos, y promoverá el desarrollo de las
actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
3.
Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de
educacióon que habrá de darse a sus hijos.
¿Y
los derechos humanos dónde están? ¿Dónde están las libertades
fundamentales? Nos preguntaba con lágrimas en los ojos el director
de la escuela de varones, luego de relatarnos una situación de
arresto a un estudiante y un profesor en horas de clase algunos meses
atrás.
Quizás
es dificil imaginarlo, o quizás no, quizás depende de la
sensibilidad, y creo que la sensibilidad es un sentido que si no lo
ejercitamos a diario se va cubriendo de pequeñas cascaritas, que
pasado un tiempo se transforman en cascarón, nos endurecen, al punto
de volvernos in-sensibles, osea, sin sensibilidad, duros, fríos,
poco humanos.
Quizás
aquí pueda ir encontrando respuestas a mis preguntas de cada mañana.
Hoy
estoy confundida, conflictuada con la humanidad, me cuesta
comprenderme, comprender las maneras de relacionarnos, las formas de
mirar al otro, que no es tan diferente a la forma en que me miro y me
entiendo como ser humano, la manera en que construyo vínculos con
otros, como parte de esta casa que habitamos en común.
En
la escuela de Urif, el director
nos mostró un árbol, creado por los pibes, lo llamativo son los
materiales con los que este árbol fue construido,
los gases y las bombas arrojadas por los colonos en las incursiones a
la escuela. Recordé la canción que le dió nombre a mi blog: “Nunca
se sabe, puede suceder, que la vida no termine nunca más”. En
medio de la muerte, la vida, brotando en nuevas formas, con otros
colores, con otros aromas, con nuevas esperanzas, esperanzas
necesarias para abrir los ojos cada mañana, para
despertar y desear estar
de pié.
Tiempo
de Adviento en estas tierras, Pedro Casáldiga en su poema “Verde
Navidad” reza de esta manera:
Solamente
faltan
unas lluvias más.
Háblame, Esperanza;
temores, callad;
que, a pesar de todo,
¡El nos nacerá!
unas lluvias más.
Háblame, Esperanza;
temores, callad;
que, a pesar de todo,
¡El nos nacerá!
(Gracias
Negrita por guardarme como favorito a este maravilloso
autor
en mi computadora)
Gracias por tu relato Pau!
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