domingo, 13 de diciembre de 2015

Hoy vale más despertar que soñar, en este juego.

Que los niños tienen derechos, lo aprendí en mis primeros años de vida, que los adolescentes y jóvenes tenemos derechos me lo enseñaron en la escuela secundaria, en el grupo de jóvenes, en los campamentos, mis padres, mis maestros, mis amigos me hablaron de eso, me enseñaron a apropiarme de ellos, aprendí a luchar por ellos “junto con”, que tengo el “derecho” a reclamar mis derechos también.
Pero, ¿Qué pasa cuando esos derechos no son respetados? ¿Cuál es la puerta a la que hay que llamar para hacer el reclamo, cuál es el número que funciona las 24 horas para denunciar las violaciones de derechos humanos de los niños y las niñas aquí en Palestina?
Preguntas, me surgen preguntas cada mañana, cuando acompañamos a los pibes a las escuelas en As-Sawiya en la región de Nablus.


Hace casi una semana nos mudamos junto a mis compañeros del Grupo 59 a Yanoun, un poblado de 80 personas en la región de Nablus (norte de Cisjordania). En mis próximos relatos les contaré sobre la hospitalidad de las familias, los aromas, sonidos y sentidos, sobre la vida diaria en este lugar.
Las personas en Yanoun junto a otros pueblos cercanos viven rodeadas de asentamientos de colonos judios, con torres que sirven al control militar y se pueden divisar desde lejos por su altura y sus luces. Los colonos (niños, niñas, jóvenes, adultos y ancianos) reclaman como propia la tierra en la que los palestinos viven.
Para ejercer su reclamo utilizan diferentes métodos, uno de ellos es la incursión dentro de las escuelas en As- Sawiya (ubicadas en el área C) arrojando gases y bombas, pintando las paredes con mensajes violentos, rompiendo las aulas, violentando a los estudiantes y docentes, algunas veces esto sucede durante el horario de clase, algunas veces por la noche. No importa el momento, aquí la sensación de impotencia e injusticia renace cada día, es parte de cada cuerpo, de cada mirada, de cada testimonio compartido durante estos días.
Hoy quiero compartir con ustedes la situación de los niños y las niñas en estas tierras.

Cerca de las 08.00 de la mañana nuestro amigable chofer Ghassan, nos acerca a las ecuelas (separadas varones y mujeres), desde ahi caminamos junto con ellos, y luego nos dividimos para monitorear la entrada de las niñas y los niños. Algunas maestras esperan afuera, también el director y el secretario en la escuela de varones. En esta primer semana nos presentamos, nuestras primeras palabras en árabe y en inglés con los niños y las niñas.

Se preguntarán porqué es necesaria esta tarea, si muchos de nosotros viajamos e ingresamos solos y “protegidos” a la escuela en nuestra edad escolar.



Bueno, aquí, en los territorios ocupados palestinos la situación es diferente, cada mañana un grupo de soldados israelíes se encuentra en los alrededores de la escuela, con sus vestimentas y sus armas, ellos caminan entre medio de los pibes, también sus vehículos se pasean en este horario. Quizás es necesario recordarnos cada día el lugar en donde nos encontramos, quizás es necesario este accionar para que no olvidemos que estos pibes viven cada día de sus vidas bajo la ocupación militar israelí



Con algunos integrantes del equipo anterior compartimos charlas de presentación y café en las oficinas de las escuelas, los directores nos contaron sobre la situación durante los últimos meses. Algunos jóvenes nos compartieron sus videos en los cuales registraron momentos donde los colonos ingresan a la escuela arrojando bombas y gases lacrimógenos, gritando, violentanto a maestros y a estudiantes, ¿Las pruebas de esto? Nos la mostraron también.

El Articulo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (ONU-1948) afirma lo siguiente:

1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación será gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y a las etapas fundamentales. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser accesible en general y el acceso a los estudios será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales. Promoverá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos raciales o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educacióon que habrá de darse a sus hijos.

¿Y los derechos humanos dónde están? ¿Dónde están las libertades fundamentales? Nos preguntaba con lágrimas en los ojos el director de la escuela de varones, luego de relatarnos una situación de arresto a un estudiante y un profesor en horas de clase algunos meses atrás.

Quizás es dificil imaginarlo, o quizás no, quizás depende de la sensibilidad, y creo que la sensibilidad es un sentido que si no lo ejercitamos a diario se va cubriendo de pequeñas cascaritas, que pasado un tiempo se transforman en cascarón, nos endurecen, al punto de volvernos in-sensibles, osea, sin sensibilidad, duros, fríos, poco humanos.
Quizás aquí pueda ir encontrando respuestas a mis preguntas de cada mañana.
Hoy estoy confundida, conflictuada con la humanidad, me cuesta comprenderme, comprender las maneras de relacionarnos, las formas de mirar al otro, que no es tan diferente a la forma en que me miro y me entiendo como ser humano, la manera en que construyo vínculos con otros, como parte de esta casa que habitamos en común.

En la escuela de Urif, el director nos mostró un árbol, creado por los pibes, lo llamativo son los materiales con los que este árbol fue construido, los gases y las bombas arrojadas por los colonos en las incursiones a la escuela. Recordé la canción que le dió nombre a mi blog: “Nunca se sabe, puede suceder, que la vida no termine nunca más”. En medio de la muerte, la vida, brotando en nuevas formas, con otros colores, con otros aromas, con nuevas esperanzas, esperanzas necesarias para abrir los ojos cada mañana, para despertar y desear estar de pié.


Tiempo de Adviento en estas tierras, Pedro Casáldiga en su poema “Verde Navidad” reza de esta manera:

Solamente faltan
unas lluvias más.
Háblame, Esperanza;
temores, callad;
que, a pesar de todo,
¡El nos nacerá!

(Gracias Negrita por guardarme como favorito a este maravilloso autor en mi computadora)

Hasta el próximo relato.

Paula Fogel


12/12/2015 Yanoun – Territorios Palestinos Ocupados

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